Es la vía más utilizada por los migrantes que intentan llegar a Europa desde África. Los acuerdos entre Libia e Italia o Túnez y la Unión Europea convirtieron el cruce en una odisea cada vez más compleja. Todos los días se violan derechos humanos y en los últimos diez años ya se cuentan más de 20.000 personas ahogadas. Datos para entender por qué el mediterráneo se volvió una tumba.
La ruta migratoria del Mediterráneo Central es una de las rutas marítimas más transitadas y peligrosas para los migrantes y refugiados que buscan llegar a Europa en busca de seguridad y mejores oportunidades. Esta ruta se extiende desde las costas del norte de África, principalmente Libia, hasta las costas del sur de Italia y Malta. A lo largo de los años, ha sido testigo de numerosos desafíos y tragedias que han puesto de relieve la complejidad y la urgencia de abordar esta crisis humanitaria.
Uno de los principales factores que impulsan la migración a través de esta ruta es la inestabilidad política, los conflictos armados y la falta de oportunidades económicas en los países de origen de los migrantes, como Siria, Somalia, Eritrea, Sudán y varios países del África subsahariana. Estos factores obligan a muchas personas a tomar la peligrosa decisión de embarcarse en viajes marítimos precarios en busca de una vida mejor.
Sin embargo, la travesía por el Mediterráneo Central está plagada de peligros. Los migrantes suelen ser víctimas de traficantes de personas que operan en las costas del norte de África. Estos traficantes prometen un viaje seguro a cambio de grandes sumas de dinero, pero a menudo los migrantes terminan en embarcaciones sobrecargadas y en condiciones inhumanas, enfrentándose a un alto riesgo de naufragio y muerte en el mar.
Además, la respuesta de los países europeos ante esta crisis ha sido objeto de críticas. Si bien algunos países han implementado operaciones de rescate en el mar para salvar vidas, también se han endurecido las políticas de control fronterizo y se ha dificultado el acceso al asilo y la protección para los migrantes y refugiados que logran llegar a tierra firme.
Las tragedias en el Mediterráneo Central han sido numerosas y terribles, y si bien hay decenas de ONGs dedicadas al rescate de estos migrantes, muchas veces son quienes, además, logran alcanzar los testimonios más fuertes y así concientizar a la sociedad.
La situación en medio del mediterráneo es constante: embarcaciones sobrecargadas que naufragan, dejando a cientos de personas desaparecidas o muertas. Campos de refugiados superpoblados y condiciones inhumanas para quienes logran llegar a Europa en busca de protección. Estas tragedias han generado un llamado urgente a la solidaridad internacional y a la búsqueda de soluciones humanitarias y sostenibles para abordar esta crisis migratoria. A su vez, sin embargo, son los propios países que debieran garantizar la seguridad en el mar los que abandonan la zona o promueven los push-backs: maniobra de la guardia costera de los países de huida mediante la cual interceptan barcazas de migrantes que salen del país, los detienen o provocan sus naufragios y luego los llevan de vuelta al puerto de salida.
Imágenes tomadas por la cámara de Antártica Press durante una misión de rescate de la ONG alemana Sea-Watch
De este modo, miles de migrantes se lanzan al mar desde Túnez o Libia, son interceptados por dichas guardias costeras, y encarcelados en alguno de los dos países. Pueden pasar meses o años encerrados, generalmente buscando tener contacto con sus familias para que los ayuden económicamente y poder dejar la prisión. Y luego, una vez más, lanzarse al mar para volver a intentarlo.
En este sentido, es fundamental abordar las causas subyacentes de la migración forzada, como los conflictos armados, la pobreza extrema y la falta de oportunidades en los países de origen. Asimismo, es necesario garantizar vías seguras y legales para la migración, fortalecer la cooperación regional e internacional en materia de protección de los derechos humanos de los migrantes y refugiados, y promover la inclusión y la integración de las personas que llegan a Europa en busca de protección y oportunidades.
La ruta migratoria del Mediterráneo Central representa un desafío humanitario que requiere respuestas coordinadas y efectivas por parte de la comunidad internacional, hoy más preocupada en poner obstáculos que facilidades. Para esto, basta ver una breve cronología de los hechos que provocaron esta situación, relatada por la periodista irlandesa Sally Hayden en su libro “Cuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos”:
- 2011: Revolución en Libia. El dictador Muamar el Gadafi es asesinado.
- Noviembre de 2015: La Unión Europea lanza un fondo fiduciario para África, un depósito multimillonario de dinero con el propósito de detener la migración a Europa.
- 2 de febrero de 2017: Italia firma un memorándum de entendimiento con Libia en el que acuerda trabajar con la guardia costera libia “para contener el flujo de inmigrantes ilegales”. La Unión Europea promete una suma de casi cien millones de euros para entrenar y equipar a la guardia costera durante los años siguientes.
- Agosto-septiembre de 2018: Estalla la guerra entre milicias en Trípoli, Libia.
- Marzo de 2019: La Unión Europea declara que la crisis migratoria “ha acabado” antes de las elecciones al Parlamento de la Unión Europea que tendrán lugar dos meses después. La Unión Europea suspende por completo las patrullas de rescate marítimo en el Mediterráneo central, aunque algunos aviones y helicópteros siguen sobrevolando para detectar barcos de refugiados y guiar a la guardia costera libia hacia ellos.
- 4 de abril de 2019: El general Khalifa Haftar ordena avanzar a su supuesto Ejército Nacional Libio hasta Trípoli.
- 23 de abril de 2019: El centro de detención de inmigrantes de Qasr bin Ghashir es atacado por milicias alineadas con el Ejército Nacional Libio y varios detenidos son asesinados.
- Junio de 2019: Una visita excepcional interagencia de la ONU al centro de detención de Zintan confirma que allí han muerto veintidós personas que llevaban detenidas desde septiembre del año anterior.
Uno de los principales problemas en el mediterráneo son los push-backs: es la maniobra de la guardia costera de los países de huída (Libia y Túnez), mediante la cual interceptan a las barcazas de migrantes y los llevan de regreso al lugar del que escapaban. Si bien es ilegal y viola la convención de Ginebra, secretamente es promovido por la Unión Europea, que quiere evitar la llegada de migrantes
- 2 y 3 de julio de 2019: El centro de detención de Tajura es bombardeado y docenas de detenidos son asesinados.
- Marzo de 2020: La Organización Internacional para las Migraciones de la ONU (OIM) declara que la cifra de muertos en el mar Mediterráneo ha sobrepasado los veinte mil desde 2014.
- 19 de junio de 2020: El Parlamento Europeo aprueba una resolución en apoyo al movimiento Black Lives Matter como reacción ante el asesinato de George Floyd, un norteamericano de cuarenta y seis años muerto a manos de agentes de policía en Estados Unidos.
- Julio de 2020: El papa Francisco compara los centros de detención libios con los campos de concentración.
- Octubre de 2020: Las facciones contendientes firman un alto el fuego en Libia.
- Marzo de 2021: Se presenta un nuevo gobierno de unidad libio.
- Octubre de 2021: Como mínimo cinco mil personas refugiadas y migrantes son detenidas en redadas en Trípoli y nuevamente son retenidas de manera indefinida. Al menos siete de ellas son asesinadas en las redadas o posteriormente cuando intentan escapar.
- 4 de octubre de 2021: Una comisión investigadora ordenada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas considera que hay “motivos razonables para creer que los actos de asesinato, esclavitud, tortura, encarcelamiento, violación, persecución y otros actos inhumanos cometidos contra los migrantes” en Libia “forman parte de un ataque sistemático y extendido dirigido a esta población, como ejecución de una política estatal” que “puede equivaler a crímenes contra la humanidad”.
- Abril de 2022: La oficina del fiscal del Tribunal Penal Internacional declara que ha preparado un informe preliminar donde relata que “las detenciones arbitrarias, asesinatos ilegales, desapariciones forzosas, torturas, violencia sexual y de género, secuestros a cambio de rescates, extorsión y trabajos forzados” contra personas migrantes y refugiadas en Libia pueden constituir crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Fabrice Leggeri, el director de Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, renuncia por las críticas a los informes de la agencia sobre los derechos humanos.
- 2 de noviembre de 2022: El memorándum de entendimiento entre Italia y Libia, dirigido a detener la migración, se renueva por otros tres años. Esto da lugar a protestas y objeciones por parte de organizaciones benéficas, organizaciones de derechos humanos y tres sindicatos importantes italianos.
Al trabajo de síntesis de Sally Hayden solo se le pueden agregar datos. Según el Portal de Datos Operativos (ODP: Operational Data Portal), un consorcio de datos coordinado entre ACNUR y otros 800 socios que brindan información sobre el tema, los número de la ruta mediterránea bajaron drásticamente entre 2018 y volvieron a subir en 2022. No es casual que a fines del 2017 se firmó el primer acuerdo entre Italia y Libia y se hizo el primer desembolso de dinero, con la condición de que Libia límite las salidas de migrantes y aumente los pushbacks. La técnica funcionó pero las crisis globales ejercieron de presión sobre los migrantes que luego de unos años de merma volvieron a lanzarse al mediterráneo, pero ya no desde Libia sino ahora también desde Túnez.
Los datos de la ruta migratoria del mediterráneo, en detalle:
Llegadas a Italia por mar (mayormente desde Libia y en menor medida Túnez):
Sumando las 170.000 llegadas que se registraron en el 2014 y que no figuran en el gráfico, el número total de arribos a Italia desde el mar mediterráneo asciende a 1.023.901 personas en 10 años. En la columna de la derecha se puede ver el número de personas desaparecidas o muertas en el cruce. El registro se logra en base a la combinación de diferentes agencias y ONGs que trabajan en la zona, y los número varían levemente según la fuente que realiza el relevamiento. El portal de data operacional (ODP) combina muchas bases de datos y vale la pena explorar si sitio interactivo. Pueden hacerlo acá.
Intentos de cruce del mediterráneo central desde el 2016 hasta 2024: 994.407
Número de personas interceptadas o rescatadas por la guardia costera libia en el mar Mediterráneo:
2017: 19.452
2018: 14.949
2019: 9.035
2020: 11.891
2021: 32.425
2022: 22.544
Total: 110.296
Fuente: Amnistía Internacional
Porcentaje de muertes intentando cruzar el Mediterráneo central:
2017: 1 persona muerta cada 51 (1,98 por ciento).
2018: 1 persona cada 35 (2,86 por ciento).
2019: 1 persona de cada 21 (4,78 por ciento).
Fuente: Informe “Lethal Disregard: Search and rescue and the protection of migrants in the central Mediterranean Sea”, de Naciones Unidas
Número de personas que murieron en su ruta por cruzar el Mediterráneo central (más del 90% son ahogados en el mar, el porcentaje restante es durante su llegada al puerto de salida):
2014: 3.165
2015: 3.149
2016: 4.574
2017: 2.853
2018: 1.314
2019: 1.262
2020: 1000
2021: 1.553
2022: 1.417
2023: 2.476
2024: 322
Total: 23,046
Fuente: Missing Migrant Project
Si bien la ruta migratoria del Mediterráneo Central es la más transitada, no es la única vía utilizada por los migrantes y refugiados para llegar a Europa. Existen diversas rutas alternativas que también son atravesadas, como la ruta canaria, el mar Egeo y otras vías terrestres y marítimas. Además, antes de cada puerto final, los migrantes muchas veces recorren numerosas rutas previas. Dependiendo de dónde salen, atraviesan Niger, Algeria, Chad, Turquía… Es una red neuronal gigante distribuida por todo el mundo, y a pesar de su despliegue, sigue siendo invisibilizada.
La ruta canaria, por ejemplo, se extiende desde las costas de África occidental hasta las islas Canarias, pertenecientes a España. En los últimos años, esta ruta ha experimentado un aumento en el número de llegadas, lo que ha generado preocupación por la seguridad y el bienestar de los migrantes que realizan este peligroso viaje en embarcaciones precarias.
Por otro lado, el mar Egeo conecta las costas de Turquía con las islas griegas, como Lesbos y Samos. Esta ruta ha sido utilizada por miles de personas, especialmente durante la crisis de refugiados sirios, enfrentándose a peligros similares en su travesía marítima.
Además de estas rutas marítimas, existen vías terrestres, como la ruta de los Balcanes, que atraviesa varios países de Europa del Este en dirección a países como Alemania y Suecia. Esta ruta ha sido utilizada por muchos migrantes que buscan llegar al corazón de Europa en busca de protección y oportunidades.
Es importante destacar que cada una de estas rutas presenta desafíos y riesgos específicos para los migrantes y refugiados, como el peligro de naufragios en el mar, la explotación por parte de traficantes de personas y las dificultades en la recepción y el proceso de asilo en los países de destino.
En este contexto, es fundamental abordar la migración de manera integral y coordinada, garantizando vías seguras y legales para la migración, fortaleciendo la cooperación internacional y regional en materia de protección de los derechos humanos de los migrantes y refugiados, y promoviendo la inclusión y la integración de las personas que llegan a Europa en busca de protección y oportunidades. Para esto es fundamental la creación de corredores humanitarios seguros.
En resumen, la ruta migratoria del Mediterráneo Central es solo una de las muchas vías utilizadas por los migrantes y refugiados para llegar a Europa, pero no es la única. Si querés conocer más, podés hacerlo acá: